En aquella tarde de verano, de verano intenso en mi ciudad; se decía que estábamos olvidados, que la madre naturaleza no escuchaba el clamor de los ríos, de las montañas ni del pueblo.
Pero de un momento a otro la nubes se empezaron a mover, el aire se puso más denso, las ramas de los árboles empezaron a bailar con una danza que anticipaba lo que iba a suceder.
De pronto del cielo sale un sonido sonoro... es un trueno; pero su mensaje estaba lleno de alegría ya que empezó a descender las gotas más anheladas por todos los seres vivos, las gotas de lluvia según nuestros ancestros las gotas de bendición.
Sentada en el sofá desde mi ventana viendo ese espectáculo de lluvia, veía como los niños se alegraban jugando en medio de ella, podían sentir la felicidad y ver lo grandiosa que es la vida. Y yo me preguntaba cuando perdí mi alegría, cuando deje de observar las maravillas de la vida, me sentía triste en haberme dado cuenta que me había convertido en ese ser adulto duro de corazón y sin color en su vida.
En medio de mis reflexiones se me aparecieron tres hermosas niñas una llamada pasado, otra presente y otra futuro.
De pronto se me acerco pasado y me tomo de la mano, inmediatamente me transporto a mi niñez, me contaba lo afortunada que había sido, me llevo en medio del campo, pude recordar los momentos cuando jugaba con mis hermanas, corríamos entre la hierba verde, cazando saltamontes, nos columpiábamos entre los árboles de Guayaba sintiendo la suave brisa sobre el cabello y poseíamos un espíritu libre y soñador.
En ese mismo instante sentí ganas de llorar y le pregunte qué había pasado con esos sentimientos tan puros de ese entonces, por qué ya no había sencillez en mi corazón y por qué estaba ciega y no podía deleitarme con las cosas pequeñas de la vida que me hacían sentir la niña más afortunada.
Pasado me contaba que esa era la etapa del olvido,,, que muy pocos niños salían victoriosos por ese túnel de transición,,, en donde la travesía iniciaba con la idea de crecer, de formarse como una persona con una vida perfecta en donde la etapa de ser adulto iba a ser el remedio para luchar contra las necesidades económicas y afectivas, en donde la preocupación era la de obtener el éxito y en muchos casos se resumía en no caminar sobre las huellas que dejaron nuestros padres en la vida.
De pronto hizo un relámpago muy fuerte y empezó a llover con más intensidad y me vi nuevamente sentada en el sofá, ya Pasado había desaparecido.
Luego en ese momento se acercó Presente y con una suave brisa que sopló sobre mis ojos me traslado al interior de mi ser, en donde podía escuchar todos mis pensamientos, donde estaban mis metas, en donde observaba las personas que poseía mi corazón; pero me llamo la atención que en una esquina se encontraba un baúl negro con un aspecto viejo y le pregunte a Presente que significaba ese baúl.
Presente me respondió con voz triste y me dijo que eran mis aflicciones, mis derrotas y fracasos, mis malos sentimientos como la ira, el orgullo, el odio y mis sueños de niñez olvidados.
Que era un equipaje que venía transportando desde hace años y que cada vez estaba ocupando más espacio en mi corazón, que esa era la razón de mi tristeza y mi desesperanza.
En ese instante al verme tal como era sentí que caía a un abismo, en donde no había luz, y le grite a Presente que quería ser libre, que por favor me ayudara…cuando hubo un relámpago el cual ilumino el lugar donde me encontraba, al poder ver nuevamente me encontraba sentada en el sofá viendo caer la lluvia.
Mire alrededor y Presente ya no estaba, por último se acercó Futuro y me dio un beso en la mejilla, era tan cálido, tan lleno de paz que cerré mis ojos, cuando los volví abrir me encontraba en medio de un campo lleno de muchas flores de distintos colores en donde veía como corrían Pasado y Presente tomadas de las manos; respiraba esa paz que tanto anhelaba mi alma y volví a sentir esa libertad que tenía cuando era una niña.
Futuro me dijo que hay estaba la respuesta de cómo recuperar la alegría de la vida, que debía tomar las cosas buenas que hasta ahora había vivido, perdonar mis fracasos y perdonar las personas que me habían herido, que debía abrir ese baúl que se encontraba en mi corazón y sacar todas las cosas que poseía en donde necesitaba recuperar los sueños olvidados de mi niñez y empezarlos hacer realidad.
Empecé poco a poco a entender lo que debía hacer, con la meta de ser feliz, de recuperarme y reencontrarme en ese túnel en donde había perdido mi esencia, empezaron a pasar todos los recuerdos buenos y malos por mis ojos como una película en donde guarde en mi corazón las buenas enseñanzas y deseche todo lo que me producía dolor.
Al recuperar mis sueños perdidos me di cuenta que mi anhelo más profundo era la de ser una escritora, pero no por el éxito sino porque amaba el poder imaginar y plasmar toda clase de sueños, que por medio de la escritura muchos se podían sentir identificados con mis historias, ofreciendo sentimientos de libertad y sentimiento de esperanza de que todo puede ser mejor.
Luego sentí una brisa fresca que corría por todo mi cuerpo, cuando otra vez estaba sentada en el sofá pero con la diferencia que ya había terminado de llover, en el horizonte veía salir los rayos del sol y aparecía un hermoso arco iris que iluminaba la ciudad, de esa misma forma se sentía mi ser lleno de energía y con la promesa de un nuevo comienzo.
Termine entendiendo ese pequeño viaje que inicio con esa tarde de lluvia, era mi nueva oportunidad de comenzar recuperando lo más valioso que eran los sentimientos puros que solo se tienen en la niñez, que igual que la lluvia hay tiempo de tormenta pero al final es el comienzo de una nueva oportunidad de vida.
Elaborado por Claudia Velandia.
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